martes, 11 de diciembre de 2012

Hoy.


Surjo como el fénix en un manto sagrado,
Como caballero recuperado de una cruel batalla,
para alzarme en armas contra el defecto mismo.
Hoy voy a cambiar mi vida llegaré a donde quiero como quiero
fiero soldado disciplinado,
el demonio mismo en el campo de batalla.
Brillare más que la estrella de sagitario,
ahora el poeta con el poder del fénix
abre sus alas entre plumas echas de tinta
rejuvenecidas a trazos.
Hay nueva brisa que busca el camino del triunfo,
un huracán de fuego para todos los obstáculos
un colosal dios mas allá de un titán,
más fuerte que Yah, pero con la nobleza que Él da
buscando un corazón capaz de triunfar.
Este soy yo, asiendo del infierno,
a la tierra de los hombres,
buscando el cielo.

Lloro cada uno de los días


Encerrado en la monotonía, el placer incensurable de la costumbre, placer que no satisface, detenido en el día repetitivo, calor, frió, día, noche. Costumbre camino apartándome de oportunidades.
Busco salir con la esperanza de pisar nuevas tierras, ya que esta es monótona y aburre el alma y pudre el espíritu.  
Cada día se pierde el ímpetu  por soñar, el cuerpo se acostumbra a esta enfermedad que lo daña.
Lo único seguro aquí  es la muerte porque los días dejan de ser días y se pierden las noches. La vida se resume aun momento y en ese momento se muere, recordado por el momento siguiente, olvidado después de esté.
La meta esta en vivir la verdad. La vida enseña más cuando se descansa en ella que cuando se trabaja.
Se muere cuando se lucha, es lógica secuencial de la vida. Pero sin lucha no hay muerte, la lucha significa vida, y toda vida muere. Sin lucha no hay vida.

Tal vez miles de soldados, muy pocos guerreros. Levanten sus armas espartano que hoy cenaremos en el infierno